Para que las generaciones futuras no tengan que pasarse horas interrogando un texto, y así sean más estúpidas (o tengan más tiempo para dormir)

28/8/08

Dos recomendaciones meandrosas

Hay una librería en San Telmo llamada "El Rufián Melancólico", en Bolivar al 800. Ahí compré por una bicoca un libro con pésimo título, Dostoievski, mi marido, escrito por la segunda esposa del escritor, Ana Grigórievna Dostoiévskaia, de soltera Snitkina. Esta taquígrafa de 20 años, que venía de una familia con una posición económica holgada, fue contratada en '66 por Dostoievski, quien en ese momento estaba ocupado con El jugador. Al mes él le pidió matrimonio a pesar de la diferencia de edades (se llevaban 25 años), y ella aceptó aunque no le conviniera (este es un juicio simplista que podemos formular si tenemos en cuenta que Dostoievski estaba cargado de deudas que recién se terminaron de pagar a principios de 1881, justo antes de la muerte del escritor).
El libro del que hablo tiene algunos de los "defectos" que se le pueden atribuir luego de leer solamente el título: es un muy subjetivo intento de objetividad en donde la seriedad con que narra las cosas más que producir respeto resulta, a veces, grotesca (sobre todo al principio), y hay demonizaciones e idealizaciones bastante marcadas¹. Algunas cosas que narra son superfluas y a veces parecen no tener relación con lo que cuenta a continuación; además, hay ocasiones en las que uno desearía que se hubiera extendido en ciertas explicaciones. Más allá de eso, la prosa es fluida y límpida, las intenciones con las que Ana G narra los hechos son bien claras, y lo que cuenta resulta interesante. Para quien jamás tuvo ánimos de examinar con detención el artículo de la Wikipedia dedicado al autor, este libro es una mina de oro en cuanto a los hechos ocurridos entre 1866 y 1881. Y, además, siempre es interesante leer las memorias de alguien que conoció al escritor, sobre todo si se trató de una persona tan cercana. Habría sido difícil enterarse de otro modo de las maquinaciones de Stellovski², de las anécdotas familiares o de ciertos sucesos o personajes que inspiraron al escritor³. Además, la autora proporciona bastante información sobre la edición de otras novelas y del Diario de un escritor, el proyecto en el que Dostoievski ocupó gran parte de sus últimos años. De modo que debo decir que el libro, a pesar de que no se consigue en las cómodas librerías modernas, es una "joyita" que todo el que tenga interés en la figura de Dostoievski encontraría al menos medianamente interesante. En síntesis, si leerlo fuera penoso, diría que vale la pena.
Por si les interesa, la edición que yo conseguí es el tomo 66 de la Biblioteca Total del Centro Editor de América Latina, y pertenece a la colección Memorias y autobiografías. Fue editada en el '78 y traducida por Celina Manzoni. Sólo encontré un error importante en el capítulo referido a la muerte, donde en el séptimo párrafo escribieron febrero en vez de enero. Tengo serias sospechas sobre la "completitud" de la edición que me tocó en suerte (las publicaciones en inglés y portugués tienen detalles sobre la infancia y la juventud de Ana G, y sobre acontecimientos posteriores al entierro de Dostoievski), pero no hay nada que yo pueda hacer al respecto, más que seguir buscando.
Salute!

Ana Grigorievna en 1878. (Fuente)

¹ El desprecio que siente por Pavel Alejándrovich Isáev, el hijastro de Dostoievski, es inexorable, y uno no puede evitar preguntarse si esa figura que pinta de Dostoievski, aún a pesar de los defectos que señala en él (como los celos y, evidentemente, su ludopatía), no está algo idealizada.
² Quizás, leyendo las memorias de Miliukov, pero a esas no las tengo.
³ Por ejemplo, parece ser que los Zakhlebinine, la amiga María Nikitichna y el enamorado Alejandro Lovob, todos personajes de El eterno marido, estarían basados en los Ivánov (es decir, el grupo familiar de la hermana de Fiodor Mijailovich), en la amiga de la familia, María Serguievna, y a decir de la autora, en un "muy idealizado" Pavel Alejandrovich.