Para que las generaciones futuras no tengan que pasarse horas interrogando un texto, y así sean más estúpidas (o tengan más tiempo para dormir)

4/12/09

Adolescencia y trastornos alimenticios

Adolescencia y trastornos alimenticios
(presentación para la cátedra de Psicología de la Educación)

1. Introducción.
Presentación del esquema y enfoque
En presente exposición vamos a intentar, en general, brindar información sobre las problemáticas referidas a los trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia, y en particular, estudiar cómo y por qué se presentan con mayor incidencia en los adolescentes. Para eso, vamos a abordar, el primer lugar, el diagnóstico y las estadísticas de la bulimia y la anorexia; luego, vamos a centrarnos en el núcleo del trabajo, es decir, cómo viven los adolescentes estas enfermedades. Para hacer eso, primero vamos a señalar qué factores individuales, familiares y sociales hacen de los adolescentes el principal grupo de riesgo, sobre todo de la anorexia, dado que la bulimia afecta principalmente, de acuerdo a las estadísticas que consultamos, a mujeres jóvenes de más de 20 años. Cuando abordemos los factores sociales nos vamos a detener principalmente en la presencia, implícita o explícita, de la anorexia en los medios masivos de comunicación. A continuación, vamos a señalar brevemente las modificaciones en la vivencia de estas psicopatologías desde las épocas sin comunicación masiva hasta la aparición de Internet, y a detenernos especialmente en las producciones de los adolescentes con trastornos de alimentación en la web, para definir algunos rasgos de la construcción de la subjetividad que realizan en grupos. Para finalizar, nos interesaría problematizar muy brevemente el tratamiento actual y las sugerencias que desde las instituciones de prevención y ayuda se brinda a las familias y los adolescentes con el fin de prevenir la aparición de trastornos de la alimentación o hacer frente a los mismos.

Fuente de la información
En cuanto a las fuentes de la información, nos manejamos principalmente con Internet y con lo que se observa diariamente en los medios masivos de comunicación.
Para conocer qué opinaban los adolescentes con trastornos de alimentación recurrimos al amplio material disponible en la web, que se encuentra en blogs y demás soportes virtuales en inglés y en español. En su mayoría son lugares grupales como foros, o diarios virtuales en los que las personas con trastornos de la alimentación exponen opiniones, rutinas, consejos e inquietudes. }
A la bibliografía facilitada por la cátedra la empleamos en la medida en que nos resultó útil, sobre todo en relación con los factores individuales, familiares y sociales que propician el desarrollo de estos trastornos, y con la subjetividad mediática.


Psicología de la Educación- soporte visual

2. La anorexia y bulimia como trastornos
Diagnóstico
Las descripciones de la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa se encuentran en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud de la Organización Mundial de la Salud (lista de códigos CIE-10). Figuran en el capítulo V de “Trastornos Mentales y del Comportamiento”, entre los trastornos del comportamiento asociados a disfunciones fisiológicas, y a factores somáticos. El fichero F50 es el dedicado a Trastornos Alimentarios: F50.0 Anorexia nerviosa; F50.2 Bulimia Nerviosa.

Se considera que una persona padece de anorexia nerviosa cuando cumple los siguientes criterios:
1) Rechazo contundente a mantener el peso corporal por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla, de acuerdo a los parámetros del índice de masa corporal. Por ejemplo, se presentan pérdida de peso hasta un 15% por debajo del peso teórico, hay un fracaso para conseguir el aumento de peso esperado en el período de crecimiento, lo cual resulta en un peso corporal un 15% por debajo del peso teórico. Eso produce alteraciones fisiológicas: además de la pérdida de peso, hay alteraciones como pérdida de cabello, sensación de frío permanente, baja presión, cambios hormonales que provocan, por ejemplo, la aparición de lanugo (crecimiento de una vello fino en el cuerpo) y amenorrea (falta de menstruación, tiene que ver con los desequilibrios hormonales), anemia, fragilidad en los huesos (que provoca dolor al sentarse), y en casos más graves, desnutrición, afecciones en los órganos (problemas gastrointestinales, reproductivos, neurológicos), desajuste de electrolitos (reducción de los niveles de minerales como el potasio, el calcio, el magnesio y el fosfato, que son fundamentales para el mantenimiento de las corrientes eléctricas que causan que el corazón lata regularmente. Esta reducción, en estado crítico, puede producir paro cardíaco).
2) Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal.
3) Dismorfofobia, es decir, alteración persistente en la percepción del peso.
La dismorfofobia y el pavor ante la gordura o flacidez de las formas corporales hacen que las personas con este trastorno de alimentación se impongan a sí mismas el permanecer por debajo de un límite máximo de peso corporal, y el intentar perder peso mediante alguna o varias de estas prácticas:
- Baja ingesta o supresión de los alimentos: La anorexia suele comenzar con una dieta que se va haciendo cada vez más estricta, hasta derivar en el ayuno. Suele presentarse en forma de una simulación de hábitos alimenticios normales con algunos períodos de dieta o restricción. Esto se acompaña por prácticas como: el conteo obsesivo del contenido calórico de los alimentos consumidos (algunas personas anoréxicas suelen establecer límites de calorías por día, y regirse en base a esa regla estricta, como el caso de una chica que contaba “I ate cereal wich is about 120 a serving and a diet coke, enough for today” – “comí cereales, que tienen aproximadamente 120 calorías por porción y una coca dietética, suficiente por hoy”), el desecho de la comida (antes de la consumición, o en el momento de la ingesta, con subterfugios), rituales con los alimentos (las personas anoréxicas suelen establecer rituales de conducta alimenticia: juegan con los alimentos en el plato, comen paradas, se levantan cada tanto, pican del plato de los demás y no comen del propio, etcétera).
- Vómitos autoprovocados, para eliminar lo ingerido. Esto provoca, en ocasiones, lo que se denomina “signo de Russell” (callosidades en los nudillos de los dedos, por provocarse el vómito), y daños en el esmalte dental.
- Purgas intestinales, con laxantes. Estos productos, además, son empleados porque las personas anoréxicas suelen sufrir constipación.
- Ejercicio excesivo, para quemar calorías. Se considera excesivo el ejercicio que: a) interfiere de manera significativa las actividades cotidianas, b) se produce en horas poco habituales, o en lugares poco apropiados, c) es realizado por el individuo a pesar de encontrarse lesionado o enfermo.
- Consumo de fármacos anoréxicos o diuréticos.
4) Otro criterio de diagnóstico es, en las mujeres, la ausencia de por lo menos tres ciclos menstruales consecutivos (amenorrea primaria o secundaria: se considera que una mujer sufre amenorrea cuando sus menstruaciones aparecen únicamente con tratamientos hormonales; por ejemplo, con la administración de estrógenos). En el varón, hay una pérdida del interés y de la potencia sexuales.
5) En el caso de que el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de las manifestaciones de la pubertad, o incluso ésta se detiene (cesa el crecimiento; en las mujeres no se desarrollan las mamas y hay amenorrea primaria; en los varones persisten los genitales infantiles).

Se considera que una persona padece de bulimia nerviosa cuando cumple los siguientes criterios:
1) Episodios recurrentes de ingesta voraz o atracón: El atracón es el consumo rápido de una gran cantidad de comida en un período breve de tiempo, generalmente inferior a dos horas. (No se considera atracón ir picando pequeñas cantidades de comida a lo largo del día.) Estos episodios ocurren generalmente a escondidas o lo más disimuladamente posible. Durante un atracón los bulímicos consumen comúnmente hidratos de carbono y grasas, de fácil ingesta; los alimentos ingeridos en general son dulces, ricos en calorías y pobres en proteínas, y pueden llegar a superar las 10.000 calorías (en algunos sitios web se mencionaban atracones de hasta 20.000 calorías, por ejemplo).
2) Sentimiento de falta de control sobre la conducta alimentaria durante los episodios de voracidad, expresado por la sensación de no poder para de comer o no poder controlar el tipo o la cantidad de comida que se está ingiriendo.
3) Realización de conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, para evitar la ganancia de peso, como vómitos autoprovocados (pueden llegan a vomitar 20 veces por día), ayuno o dieta (que suelen ser muy estrictas y durar uno o dos días), ejercicio extenuante, uso o abuso de laxantes, diuréticos y/o enemas, consumo de anabólicos, y empleo de cualquier producto adelgazante (fármacos, hierbas, pastillas, cremas, etc). Eso puede provocar: presencia del signo de Russell (callosidades en los nudillos de los dedos, por provocarse el vómito), oscilaciones de peso (5 ó 10 Kg, arriba o abajo) debido a la alternancia de episodios bulímicos con períodos de ayuno y/o ejercicio extenuante (en general, el peso es normal o excesivo; muy raramente inferior al normal. Al contrario de lo que ocurre con la anorexia, el aspecto de los afectados de bulimia parece saludable.), pérdida de piezas dentales, trastornos a nivel del esófago y del tracto digestivo por la acción de los ácidos gástricos que concentra el vómito, como irritación crónica de la garganta y dolor de estómago, que se presentan cuando el contenido del ácido gástrico ha lesionado la mucosa esofágica, y vómitos de sangre, que aparecen cuando existe lesión esofágica sangrante secundaria a reiterados vómitos. También, problemas cardíacos y riesgo de muerte.
4) Un promedio mínimo de dos episodios de voracidad a la semana por lo menos durante tres meses.
5) Preocupación persistente por la silueta y el peso, en los cuales el bulímico pone demasiado énfasis al autoevaluarse. Los defectos físicos son, en general, los más importantes a la hora de determinar su autoestima.
6) La alteración no aparece en el transcurso de la anorexia nerviosa.

Estadísticas
Las siguientes estadísticas las extrajimos de la página Clínica de patología alimentaria:
- Los desórdenes alimentarios han tenido un crecimiento considerable a partir de la década de la década del 60: un 300%.
- Son enfermedades con un índice de mortalidad de entre 10 y 12%. Según encuestas realizadas por el organismo, uno de cada veinticinco adolescentes sufre algún tipo de patología alimentaria, de los cuales un 90% son mujeres (sólo 1 de cada 10 pacientes son hombres).
- La Anorexia Nerviosa usualmente comienza a mediados de la adolescencia y afecta a una quinceañera cada 150. La Bulimia en cambio, afecta a mujeres alrededor de los veinte años en su mayor proporción, pero puede llegar a aparecer hasta los cuarenta años. Tres de cada cien mujeres sufren de Bulimia Nerviosa en alguna etapa de sus vidas.
- La franja etaria de riesgo primario, para la anorexia, es la que comprende las edades de entre 13 y 21 años.
(Sin embargo, se presentan casos en otras edades; por ejemplo, a los 9, 10, 11 años. Esto se puede relacionar con lo que señala Fize cuando afirma que la adolescencia no coincide necesariamente con la pubertad, sino que es una construcción social, y que por eso son los fenómenos culturales, y no los de la pubertad, los que marcan la entrada a la adolescencia cada vez más temprano por medio del lenguaje, el modo de vestir, los gustos musicales, etcétera.)

3. La anorexia y bulimia como trastornos en los adolescentes.
Como dijimos anteriormente, hay una multiplicidad de factores que inciden en la gestación y manifestación de los trastornos alimenticios: hay una multicausalidad que hace de los adolescentes la franja etaria propensa. Nos vamos a centrar en los principales vinculándolos con el material de Fize, Klein, Corea y Lewcowicz.

Factores individuales:
- El enfrentamiento con la pubertad: Como dice Fize, la adolescencia coincide generalmente con del momento en que ocurren cambios en el cuerpo y en la imagen del chico sobre sí mismo. Él menciona lo que los psicólogos señalan (p.37): que el adolescente tiene que enfrentarse a una nueva imagen de sí mismo, y que los cambios corporales producen modificaciones en su relación consigo mismo y con los demás. Entonces, el adolescente tiene que realizar una (re)construcción de la subjetividad de acuerdo a los cambios vividos a nivel fisiológico y a nivel social (tiene más responsabilidades, es mirado de una manera distinta, y mirar de modo diferente). Esta construcción, actualmente, tiene que realizarse en una sociedad de modelo neoliberal que no brinda soporte sólido para la misma (al contrario de lo que ocurría en la modernidad) debido al desarticulamiento entre las instituciones y a la desaparición del lazo social y la figura del Estado proteccionista. El adolescente se encuentra en una sociedad que produce sensación de desamparo y amenaza (como señalan Corea y Lewcowicz, se percibe como un universo caótico y fluido, donde el futuro es reemplazado por el ahora del consumo, se anula la capacidad yoica de anticipación y prevalece el sentimiento de impotencia ante la violencia social –un ejemplo de esa violencia social sería la falta de trabajo). En esta sociedad desaparecen, como dice Klein, los elementos que eran fundamentales para la construcción de la subjetividad en el modelo keynesiano: hogar, trabajo, capacidad de la familia de transmitir protección, albergue y apuntalamiento en la construcción de la subjetividad. Todo esto puede generar, en este enfrentamiento con la pubertad, un intento de rechazar el crecimiento, de anular los cambios que molestan a muchos adolescentes, se intenta retrasar el ingreso a esa sociedad.
- La construcción de la identidad: la (re)construcción de la subjetividad de acuerdo a los cambios vividos a nivel físico, a nivel social debe realizarse, entonces, en una sociedad como la descripta anteriormente, lo que puede generar ese intento de rechazar el crecimiento, de anular los cambios.
Pero también, la anorexia y la bulimia son vividos como trastornos que dan una identidad que permite enfrentar esos cambios, que redefinen un yo contrapuesto a los otros: brindan un secreto, leyes, rutinas, una sensación de control (en la anorexia, que es, en realidad, la que suele afectar a los adolescentes), pensamiento unilineal y enfocado en un único asunto que se opone a la dispersión y a la fluidez, y eventualmente, un grupo de pertenencia cerrado que brinda soporte, guía, y legitimación.
- Como manifiestan Lewcowicz y Corea, la construcción de la subjetividad en grupo es característica de la adolescencia, sobre todo en un contexto de fluidez como lo es el contemporáneo, que no propensa las formas de construcción subjetiva individuales. Esta necesidad de formación grupal se vincula a los trastornos alimenticios de dos formas:
1. Desde el discurso mediático, la delgadez es vista como una garantía de aceptación social (tema que se retomará). Un adolescente puede interpretar que será aceptado en determinado grupo si su delgadez se lo permite, incorpora e interioriza la incorporación e interiorización de la fórmula “delgadez = aceptación social” comprada a los medios por temor al juicio de los otros, como señala Fize.
2. Para las personas que sufren una psicopatología alimentaria, ésta se presenta como un elemento de unión con otras personas que también la padecen. Se conforman así grupos cerrados, que dan identidad a sus miembros (tema que también será retomado con posterioridad).
- Otros factores son:
1. Sufrir previamente un problema de obesidad.
2. Haber elegido una afición o una carrera que conceda gran importancia al peso.

Factores familiares:
En cuanto a los factores familiares que inciden en la aparición de trastornos alimenticios, en general se señala que estas enfermedades surgen en familias sobreprotectoras. Varias de las chicas que escriben sus diarios en Internet expresan esto, y dicen tener la sensación o haber sentido alguna vez falta de control sobre sus vidas debido al influjo de sus padres. Esto, que puede parecer un tanto reduccionista, puede explicarse más acabadamente desde lo propuesto por los autores facilitados por la cátedra.
En general, entonces, podríamos decir que los factores familiares que hacen de los adolescentes un grupo de riesgo son:
- El rechazo familiar al duelo de la infancia, la falta de diálogo y de acompañamiento y apoyo en la emancipación: estas familias, que podríamos denominar sobreprotectoras, presentan miedo a la individualización de los hijos y no dan la adopción de responsabilidades por parte de los mismos. Fize llama a esto “pubertad de los padres”, y explica que los cambios en los hijos producen en algunos padres una crisis que coincidiría con el principio de la edad madura. La pubertad de los padres, según este autor, fija demasiado al adolescente en una dependencia familiar, impidiendo o limitando en exceso sus relaciones con el exterior, su deseo de ser autónomo y abrirse al mundo. Algunos adolescentes tienen entonces la sensación de vivir en una burbuja que no los prepara para la vida en el exterior, y la escapatoria se produce, entonces, por el lado de la comida como algo que les da independencia y puede controlar.
- La vivencia en un modelo neoliberal que produce lo que Klein denomina “familias expoliadas”: aquellas en las que faltan los elementos fundamentales para la familia del modelo keynesiano (hogar seguro, trabajo, capacidad de transmitir protección, albergue y apuntalamiento en la construcción de la identidad). La familia del modelo neoliberal ya no es el lugar de transmisión de la ley a través de la figura paterna, se derrumba; esto genera familias desintegradas, o hijos que se ocupan de los padres (dice Klein: “la construcción de la subjetividad se consolida en torno a la expectativa ansiosa, la inseguridad prevalente y la dificultad de consolidar un self cohesivo y discriminado del de los padres”); hay falta de articulación entre las instituciones, lo que no favorece la construcción de la subjetividad desde un aparato estatal (de esto habla Lewcowicz, y se vincula con lo que se mencionó en los factores individuales), y como dicen Klein (p.96), en las mismas familias “el maltrato social que reciben los padres los incapacita para sostener la ilusión de un aparato psíquico autogenerado en sus hijos”. Y así:
[…] desde la matriz modernista keynesiana los progenitores podían tener temor ante la salida exogámica de su hijo, pero también existía una dosis nada despreciable de orgullo y esperanza familiar ante un descendiente que adquiría autonomía y capacidad de decisión. Su negativo neoliberal, por el contrario, es la vivencia de catástrofe inminente, que implica el pasaje de padres-protectores a padres desamparados. De esta manera el proceso dialógico y los intercambios afectivos, simbólicos e interactivos se sustituyen por mensajes ambiguos, dobles mensajes o secretos inconfesables, que acentúan procesos de endogamización y clausura familiar, por robustecimiento defensivo de los sistemas de protección de la familia frente al desamparo general. (Klein, p. 97)
- Otros factores familiares que inciden son:
1. Tener familiares obesos o que padezcan algún desorden alimentario. Tener antecedentes familiares de trastornos depresivos, obsesivos o alcoholismo.
2. Convivir con personas que le den mucha importancia al peso y a la apariencia física.

Factores sociales:
Los factores sociales que inciden en el desarrollo de estas patologías fueron perfilados más o menos acabadamente en relación con los individuales y familiares, porque se entrecruzan. Básicamente, y para no repetir, uno de ellos es la disgregación de la sociedad disciplinaria que constituía subjetividades debido al modelo neoliberal (como dicen Klein y Lewcowicz, las instituciones pierden la capacidad de instituir, son impotentes para producir subjetividad, porque desaparece el soporte del Estado), y la vivencia de la fluidez como la describen Lewcowicz y Corea (todo fluye como la información sobreabundante, nada se consolida, desaparecen las leyes –los individuos se ven obligados a adoptar normas situacionales-, a crear los espacios habitables que no recibe).
Los otros factores sociales que inciden son:
- La discriminación hacia los obesos, que se presenta en general (el mundo parece pensado para flacos, lo cual se nota desde los asientos de colectivos hasta en algunos ascensores que tienen un espacio físico y un peso máximo muy limitado), en el ámbito laboral, y en la moda (como ocurre con los talles).
- La coacción mediática, que será tratada a continuación.

4. Las psicopatologías alimentarias mediatizadas (factor social)
En los medios, la anorexia aparece como modelo implícito, en programas que critican y tratan de hacer “tomar conciencia” de los trastornos, y como producto consumible y sector de consumo.
Anorexia como modelo (implícito)
La anorexia como modelo implícito a copiar puede percibirse en las propagandas que mostraremos a continuación. Figura de manera más o menos evidente (en el caso de las propagandas elegidas, de manera bastante evidente), y los mensajes se hallan o no verbalizados, pero la comunicación es la misma y difunde la adopción e interiorización de una cultura de la delgadez.

Ejemplos:



- Coacción publicitaria
El primer video, el de Fanta, puede ser considerado como representativo de una de las manifestaciones mediáticas que presentan a la anorexia o la delgadez en algunos casos extrema e insalubre como modelo: la coacción publicitaria. En particular, este video se caracteriza por difundir la idea de delgadez extrema de manera no verbalizada, y recurre a una secuencia rápida (que en la versión que pasamos está repetida) que apenas da tiempo de procesar lo que se está viendo (algo físicamente imposible: que una persona pasa por una reja): los mensajes implícitos son registrados pero no procesados por toda la audiencia, porque no se da tiempo a pensarlos (algo que señalan Lewcowicz y Corea en Psicología del aburrido). Yendo al punto, la coacción publicitaria, es esta propaganda y otras, pasa por la difusión de una cultura de la delgadez que se caracteriza por identificar delgadez-salud-felicidad-seducción-éxito-estatus-elegancia-belleza-inclusión y aceptación social, y hacer de este “combo” algo normal y universal.
Vale la pena destacar, justamente, que este combo se presenta como algo “normal”: en las publicidades no sólo se asocia la delgadez con belleza; incluso las personas que no se muestran como modelos de belleza o no siguen los cánones de ésta son también delgadas. En cualquier programa, en cualquier publicidad (incluso aquellas no vinculadas a la estética) toda la gente en general (y las mujeres en particular) son flacas. La delgadez no sólo se muestra como modelo de belleza, también se muestra como modelo de normalidad. De esta manera, en contrapartida, la figura del obeso es ridiculizada (como ocurre en la propaganda de Slim).
Es importante señalar, también, que en general, desde lo mediático, las exigencias explícitas de delgadez están dirigidas a un público adulto a lo sumo adulto joven, no a los adolescentes, pero como la figura del adolescente no está limitada, este es receptor implícito de esas exigencias. Esto se puede relacionar con lo que señala Lewcowicz sobre el desdibujamiento del rol niño tradicional: es reemplazado por el usuario o consumidor, y es por eso que niños y adolescentes consumen y son afectados por propagandas en las que los mensajes, explícitamente, están dirigidos a los adultos.

- Mercado del adelgazamiento.
El mercado adelgazamiento está ejemplificado por ambas propagandas, dado que se vincula con el hecho de que casi uno de cada cuatro anuncios que llegan a un público femenino invitan de alguna manera a la mujer (o al hombre), a perder peso. Esto se vincula con la coacción publicitaria.
En el caso de la propaganda de Slim, podemos ver una coacción verbalizada, con fines de vender un producto para adelgazar. Implícitamente, se establece que la gordura no puede ser mostrada en maya, en verano, y que la playa es un espacio reservado para chicas flacas. La visión de lo gordo y lo flaco es completamente maniquea: el gordo aparece ridiculizado y asociado a lo desagradable; las actrices flacas parecen incluso más jóvenes que las otras.

Anorexia como trastorno
En los medios masivos de comunicación suele haber campañas en contra de la promoción de los trastornos alimenticios. Sin embargo, aunque no son inútiles o erradas, en general su enfoque y en los mensajes verbalizados, por un lado, no hacen a la prevención, porque no se dirigen a los grupos de riesgo, y por el otro, no se dirigen a los individuos afectados, sino que los alienan, victimizan e inmovilizan en una visión que produce por parte de éstos rechazo.
Como ejemplo, tomamos tres campañas que fueron realizadas en contra.
1) Isabelle Caro:

- Está explícitamente dirigida a alguien exento del problema.
- “Help them”: victimiza a los que sufren un trastorno de alimentación, y los presenta como individuos pasivos e imposibilitado. Parece marcar una relación de poder unilineal no dialogada.
- Apela al miedo, como mecanismo de prevención. Paradógicamente, podría pensarse que, para algunas anoréxicas, la modelo italiana podría ser vista como un modelo de conducta.
2) Propaganda que figura en la página de ALUBA
- Help, nuevamente. Siempre se mira el trastorno desde afuera: no se le habla directamente al grupo de riesgo, ni tampoco al que sufre del trastorno, que no tiene voz.
3) Pecados capitales:

- Presentación de imágenes: la enfermadad como completamente cosificada.
- Nuevamente, sin voz. Sólo se puede hablar cuando ya se está normalizado y recuperado. No hay un espacio de diálogo.

La anorexia como producto consumible, y las anoréxicas y bulímicas como sector de consumo.
No sólo implica el mercado del adelgazamiento, sino que también se crean elementos de consumo, ambiguos, que permiten una lectura paradigmática. Ejemplo: Cielo Latini y Abzurdah, “la perturbadora historia de una adolescente”, fue un libro que se publicitó como aquel que podía ayudar a comprender la enfermedad y dar información a los padres para estar alertas. Pero paralelamente, fue un éxito de ventas entre la comunidad anoréxica y bulímica, y Cielo Latini fue a veces nombrada como “patrona” de las anoréxicas (ya era una figura reconocida por su fotolog mecomoami).

5. Producciones de adolescentes con trastornos del comer.
Aunque en general la vivencia de las enfermedades no varió demasiado antes y después del boom de Internet, pueden señalarse diferencias en su presentación como fenómeno grupal instituidor de subjetividades, que se vinculan sobre todo con la fluidez actual como la define Lewcowicz.
Antes de Internet, los trastornos solían ser vividos de manera solitaria. Era algo que el adolescente atravesaba solo, o a veces, en grupos reducidos y marginales.
Actualmente, y paralelamente a la difusión de este medio de comunicación masiva,se produjo la exteriorización del trastorno en una vivencia grupal que soporta la construcción identitaria con una similitud marcada con el credo religioso (las chicas hablan de diosa ana, diosa mia). Coincide con el neoliberalismo y por ende con la caída de las prácticas subjetivantes tradicionales: ante esto, la anorexia es vivida como una práctica subjetivante alternativa. Se generan elementos para la construcción de la subjetividad con normas situacionales que se pretenden universales, espacios, códigos (que responden a esa búsqueda de límites de la que habla Fize), etc. En fin, básicamente hay:
- Creación de espacios virtuales cerrados de comunión y cohesión grupal: fotologs, blogs, livejornal: espacios de contención, canalización, institución y retroalimentación: ahí se presentan, se construyen como anoréxicas o bulímicas, se aconsejan, canalizan sus inquietudes, etcétera. Suelen tener secciones fijas y usar una jerga específica: thinspiration (inspiración para ser flaca), ana (anorexia), mia (bulimia), binge (atracón), self injuty (auto mutilación). (ejemplo)
- Actitud proselitista (páginas pro-ana y mia) que, asimismo, presenta un discurso contradictorio excluyente (aparición de la figura del wannabe): la anorexia y la bulimia (sobre todo la primera) se postulan como deseables, pero a su vez este postulado se restringe a las personas que ya padecen los trastornos. Producto de esta exclusión, surge la figura del wannabe, que es la persona que no padece un trastorno alimenticio, pero quiere hacerlo. (ejemplo)
- Exteriorizaciones, que cumplen con una función idealizadora, identitaria y a su vez de control: (diosas) Ana y Mia. Al estar separadas de las chicas, cobran un carácter absoluto: se convierten en un ideal que opera como modelo en la realidad. Las anoréxicas y bulímicas pueden ser débiles y caer en la tentación de comer, pero Ana y Mía tienen algo de impolutas. A partir de este ideal se generan las reglas y prohibiciones y limitaciones que se ven reflejadas de modo paradigmático en los mandamientos. (ejemplo)
- Creación de leyes o “mandamientos”: decálogos. (ejemplo)
- Adopción de un aparato simbólico representativo, a partir de íconos musicales y visuales: thispiration (thinspo), canciones (Courage, por Superchick -letra).

6. Tratamiento y prevención
Tratamiento
- No hay un criterio universal u homogéneo (se adaptan al caso particular).
-La intención es mitigar los síntomas que representen una amenaza para la vida, cambiar conductas y modificar formas de pensamiento.
- A menudo responden a un sistema disciplinario obsoleto que no resulta efectivo (ejemplo): recurren, en su mayoría, a un esquema conductista de modificación de comportamiento. Es más evidente en el caso de la hospitalización, con la internación, el seguimiento y la restricción de libertades.

Prevención
- La prevención por parte de los colegio suele seguir criterios muy enciclopedistas y ser escasa.
- Las campañas, en general, suelen estar dirigidas a un público adulto al que se considera exento, no a grupos de riesgo.
- A veces predomina una visión maniqueísta: por ejemplo, ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia), una institución dedicada a la prevención y tratamiento de trastornos alimenticios, brinda, entre otros, los siguientes NO de la prevención:

No a comer en soledad.
No al mal humor y al capricho.
No a la comida, al cuerpo y a las calorías como tema de conversación.
No a los productos dietéticos y edulcorantes.
No al cigarrillo, no al alcohol.

En la página, también brindan respuestas a inquietudes paternas:
¿Serán problemas de adolescencia?
Pensamos que esta situación se revertirá con el paso del tiempo, que es sólo circunstancial. Su interés por "estar flaca" no difiere del común de las personas. Todas las chicas están a dieta. "Son cosas de la salud", pensamos. ¿Por qué no colaborar entonces preparándole la "comida especial" que nos pide? Nos evitaremos disgustos y la complaceremos. ¿Qué tiene de malo?
La dieta es la puerta de entrada a la enfermedad- No la abra.


En general, consideramos que habría que acabar con el doble discurso social: la incitación constante a ser flaca por un lado, pero la condena de carácter moralista a los anoréxicos por otro. No habría que desligar a la sociedad de cualquier responsabilidad y depositar todo en el individuo (como algo exclusivamente volitivo, incondicionado), que es algo que apreciamos en algunos comentarios de videos de Youtube. Y, enfrentado con la realidad de los trastornos, lo ideal sería hacer campañas que efectivamente se dirigieran a los grupos de riesgos, y plantear un posicionamiento no tan rígido que intente comprender, aunque no adoptar, la lógica que hay detrás de estos trastornos, que esté dispuesto al diálogo, que no caiga en una visión de blancos y negros (opuesta a la de anoréxicas y bulímicas, pero maniquea al fin), y que no se enfrente al problema desde un afuera presuntamente objetivo, juzgador y superior, sino con un interés de par, de igual a igual.